El Rol del Corazón
McCraty, R. (2015) Exploring the Role of the Heart in Human Performance. HeartMath Institute. ISBN 978-1-5136-0636-1
Resiliencia, Estrés y Emociones
La primera publicación sobre las relaciones entre el estrés y el corazón aceptó la propuesta de que en aproximadamente la mitad de los pacientes, los fuertes trastornos emocionales precipitaron la insuficiencia cardíaca.
La excitación emocional negativa no especificada, a menudo descrita como estrés, angustia o malestar, se ha asociado con una variedad de condiciones patológicas, incluyendo hipertensión, isquemia miocárdica asintomática, muerte súbita, enfermedad coronaria, arritmia cardíaca, trastornos del sueño, síndrome metabólico, diabetes, enfermedades neurodegenerativas, fatiga y muchos otros trastornos. Se ha demostrado que el estrés y las emociones negativas aumentan la gravedad de las enfermedades y empeoran el pronóstico de los individuos que padecen diversas patologías. Por otra parte, se ha demostrado que las emociones positivas y las habilidades efectivas de autorregulación de las emociones prolongan la salud y reducen significativamente la mortalidad prematura.Desde una perspectiva psicofisiológica, las emociones son fundamentales en la experiencia del estrés. Son los sentimientos de ansiedad, irritación, frustración, falta de control y desesperanza los que realmente experimentamos cuando nos describimos como estresados. Ya se trate de un inconveniente menor o de un cambio importante en la vida, las situaciones se experimentan como estresantes en la medida en que desencadenan emociones como la molestia, la irritación, la ansiedad y el agobio. En esencia, el estrés es un malestar emocional, cuya experiencia va desde sentimientos de bajo grado de inquietud emocional hasta una intensa agitación interior.
Las emociones estresantes claramente pueden surgir en respuesta a desafíos o eventos externos, y también de diálogos y actitudes internas continuas. Los sentimientos recurrentes de preocupación, ansiedad, ira, juicio, resentimiento, impaciencia, agobio y dudas sobre sí mismo a menudo consumen gran parte de nuestra energía y embotan nuestras experiencias de la vida diaria.
Adicionalmente, las emociones, mucho más que solo los pensamientos, activan los cambios fisiológicos que componen la respuesta al estrés. Nuestra investigación muestra que una actividad puramente mental, como el recuerdo cognitivo de una situación pasada que provocó ira, no produce un efecto tan profundo en los procesos fisiológicos como el hecho de activar la emoción asociada con ese recuerdo. En otras palabras, re-experimentar el sentimiento de ira provocado por el recuerdo tiene un efecto mayor que pensar en él.
Resiliencia y autorregulación de las emociones
Nuestras emociones infunden a la vida una rica textura y transforman nuestra experiencia consciente en una experiencia de vida significativa. Las emociones determinan lo que nos importa y lo que nos motiva. Nos conectan con los demás y nosdan el valor para hacer lo que hay que hacer, para apreciar nuestros éxitos, para proteger y apoyar alas personas que amamos y para tener compasión y amabilidad con aquellos que necesitan nuestra ayuda. Las emociones son también lo que nos permite experimentar el dolor y la pena de la pérdida. Sin emociones, la vida carecería de sentido y propósito.
Las emociones y la capacidad de recuperación están estrechamente relacionadas porque las emociones son los principales impulsores de muchos procesos fisiológicos clave implicados en la regulación de la energía. Definimos la resiliencia como la capacidad de prepararse, recuperarse y adaptarse ante el estrés, la adversidad, los traumas o los desafíos. Por lo tanto, se deduce que una clave para mantener una buena salud, un óptimo grado de desempeño y de resiliencia se basa en la capacidad de gestionar las propias emociones.
Se ha sugerido que la resiliencia debe considerarse como un estado más que como un rasgo y que la resiliencia de una persona puede variar con el tiempo a medida que cambian las demandas, las circunstancias y el nivel de madurez. En nuestros programas de capacitación en resiliencia, sugerimos que la capacidad de crear y mantener la resiliencia está relacionada con la autogestión y la utilización eficiente de los recursos energéticos en cuatro dimensiones: física, emocional, mental y espiritual . La resiliencia física se refleja básicamente en la flexibilidad, resistencia y fuerza físicas, mientras que la resiliencia emocional se refleja en la capacidad de autorregulación, el grado de flexibilidad emocional, la actitud positiva y las relaciones de apoyo. La resistencia mental se refleja en la capacidad de mantener la concentración y la atención, la flexibilidad mental y la capacidad de integrar múltiples puntos de vista. La capacidad de recuperación espiritual suele asociarse con el compromiso con los valores básicos, la intuición y la tolerancia de los valores y creencias de los demás.
Al aprender técnicas de autorregulación que nos permiten cambiar nuestra fisiología a un estado más coherente, el aumento de la eficiencia fisiológica y la alineación de los sistemas mental y emocional acumulan resiliencia (energía) en los cuatro dominios energéticos. Tener un alto nivel de resiliencia es importante no sólo para recuperarse de situaciones difíciles, sino también para prevenir reacciones de estrés innecesarias (frustración, impaciencia, ansiedad), que a menudo conducen a un mayor desperdicio de energía y tiempo y agotan nuestros recursos físicos y psicológicos.
La capacidad de ajustar y autorregular las respuestas y el comportamiento de uno mismo es lo más importante para construir y mantener relaciones amorosas, de apoyo, y para satisfacer eficazmente las exigencias de la vida con coherencia e integridad. La capacidad de adaptación y autorregulación también es fundamental para la resiliencia, la buena salud y la eficacia en la toma de decisiones. Es la clave para el éxito de vivir la vida con mayor amabilidad y compasión en todas las relaciones. Si la capacidad de regulación inteligente y autodirigida de las personases lo suficientemente fuerte, entonces normalmente pueden responder correcta o adaptativamente en la mayoría de las situaciones, independientemente de las inclinaciones, las experiencias pasadas o los rasgos de personalidad.
Nuestra investigación indica que la clave para la integración satisfactoria de la mente y las emociones reside en el aumento de la autoconciencia emocional y la coherencia o la función armoniosa y la interacción entre los sistemas neuronales que subyacen a la experiencia cognitiva y emocional.
coherencia cardiaca
El hecho de que enfoquemos nuestra atención, por ejemplo, tiene un poderoso efecto en la modulación de las entradas y, por tanto, en la determinación de lo que se procesa en los niveles superiores. En una habitación ruidosa llena de muchas conversaciones, por ejemplo, tenemos la capacidad de desconectar el ruido y centrarnos en una sola conversación de interés. De manera similar, podemos modular el dolor de un dedo del pie o dela cabeza, o autodirigir nuestras emociones.
El primer paso en la mayoría de las técnicas desarrolladas por el Instituto HeartMath se denomina Heart-Focused Breathing (Respiración Enfocada enel Corazón), que incluye colocar la atención en el centro del pecho (el área del corazón) e imaginar que la respiración fluye dentro y fuera del área del pecho mientras se respira un poco más lento y profundo de lo habitual. La regulación consciente de la respiración a un ritmo de 10 segundos (cinco segundos de entrada y cinco de salida) (0,1 hertz) aumenta la coherencia cardíaca y comienza el proceso de cambio a un estado más coherente. Con el control consciente de la respiración, un individuo puede disminuir el ritmo y aumentar la profundidad del ritmo respiratorio. Lo que toma ventaja de los mecanismos fisiológicos para modular la actividad vagal eferente y, por tanto, el ritmo cardíaco. Esto aumenta el tráfico del nervio vago aferente y aumenta la coherencia (estabilidad) en los patrones de tráfico del mismo nervio. A su vez, esto influye en los sistemas neuronales implicados en la regulación del flujo simpático, la información de la experiencia emocional y la sincronización de las estructuras neuronales subyacentes a los procesos cognitivos.
NEURO - COMPASIÓN
Castellanos, N. (2024) El espejo del cerebro. Neurociencia y meditación. Editorial LHG. (13ª edición revisada). ISBN-13: 8418657634
En esta publicación la neurocientífica Nazareth Castellanos recopila investigaciones que responden a la relación entre el corazón y el cerebro.
¿Sabías que interpretamos la realidad según el diálogo entre el cerebro y el corazón?
Percibimos las imágenes que llegan a nuestros ojos cuando el cerebro responde al latido cardiaco (Park et al, 2014). No todo lo que vemos es procesado por el cerebro, perdemos gran parte de la información (fenómeno conocido como parpadeo atencional) y parece que ese "parpadeo" se debe a la falta de comunicación entre el cerebro y el corazón. Cuanto más fuerte responde nuestro cerebro a los latidos del corazón, más pensamos en nosotros mismos (Babo-Rebelo et al, 2016).
Pero ha recopilado mucha más información valiosa como que la respiración nasal regula mejor las emociones que la oral.
En ciencia, solo ahora se empieza a conocer la influencia que tiene la respiración sobre el cerebro (Zaccaro et al, 2018). Al respirar por la nariz estamos cambiando la actividad de la amigdala, área del sistema límbico involucrada en el procesamiento de las emociones, sobre todo del miedo y el estrés, pero también sobre el hipocampo, área involucrada en el mantenimiento de la memoria (Zelano et al, 2016). Respirar por la boca, no tiene tanta influencia sobre el cerebro emocional.
Aquí tienes el extracto de la entrevista de 2 horas que le hicieron en 2024. Las anotaciones son para guiarte hacia el foco que nos interesa en nuestra sesión CCT.
Puedes encontrar la entrevista completa en https://youtu.be/-X92NV1s6WY?feature=shared
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